Tendemos a asociar el pesimismo con una actitud de derrota, de que el cielo se está cayendo, una decepción constante o un fastidio generalizado. Sin embargo, como señala el experto en rendimiento Steven Kotler, autor del bestseller del New York Times El arte de lo imposible y fundador y director ejecutivo del Flow Research Collective, el pesimismo tiene un alcance mucho mayor y no siempre significa pesimismo.
De hecho, “la gente tiende a ser más pesimista a medida que envejece“, dice en el podcast de mindbodygreen. Pero espera, no es exactamente lo que piensas, y hay una manera de combatir la llamada a la negatividad.
Por qué la gente se vuelve más pesimista a medida que envejece
De acuerdo, el término pesimista puede dar lugar a una pausa comprensible: no es que veas continuamente todos los escenarios con una mentalidad de vaso medio vacío.
Lo que Kotler quiere decir es que la gente suele pasar de una mentalidad de objetivo a una mentalidad de miedo con el tiempo: “Todo lo que vemos y encontramos está determinado por dos cosas: nuestros miedos o nuestros objetivos“, explica.
A medida que se envejece, lo que está en juego puede ser mucho más importante en cada decisión que se toma -quizás haya que tener en cuenta a la pareja, los hijos o la carrera profesional- y, por tanto, uno puede centrarse más en la realidad, sopesando automáticamente las amenazas a la seguridad en lugar de saltar hacia un objetivo elevado. “La seguridad y la protección dominarán“, señala Kotler.
“Te has casado: tal vez ese era un objetivo. Tuviste hijos: ese era un objetivo. Tienes una casa: ese era un objetivo. Alcanzamos nuestros primeros umbrales y dejamos de fijarnos metas“.
Steven Kotler.
Las investigaciones han demostrado incluso que los adultos mayores son más reacios al riesgo que los jóvenes a la hora de tomar decisiones. Hay que tener en cuenta que esto no es necesariamente malo. Después de todo, dice Kotler, sentir aversión al riesgo sólo significa que “las cosas que te importan empiezan a acumularse“.
Es cuando dejas de marcarte objetivos vitales por completo por miedo al fracaso lo que quieres evitar.
Qué hacer al respecto
Dado que cada encuentro está moldeado por los miedos o las metas, el primer paso natural es crear suficientes hitos para que tu cerebro se mantenga en esta mentalidad de fijación de objetivos y metas.
El problema es que, según Kotler, muchas personas dejan de fijarse objetivos una vez que han alcanzado un determinado umbral social: “Te has casado, tal vez eso era un objetivo. Tener hijos: ese era un objetivo. Conseguiste una casa, eso era un objetivo“, explica.
“Alcanzamos nuestros primeros umbrales y dejamos de fijarnos objetivos. Como resultado, el sistema dice: ‘Bueno, si no tienes más objetivos, quiero mantenerte a salvo y ayudarte a sobrevivir’“.
¿La solución? No dejes de crear objetivos, no sólo objetivos diarios orientados a procesos (aunque también son estupendos), sino sueños a largo plazo que alcanzar. Por supuesto, hay que ser realista -apuntar a las estrellas, pero asegurándose de que se apunta bien-, así que hay que intentar crear planes tangibles y específicos.
“Hay que dividir esos [objetivos a largo plazo] en metas estrictas de uno a cinco años“, dice Kotler. Tal vez empieces estableciendo intenciones para el año o creando un tablero de visión para trazar tus deseos más fuertes.
Lo que hay que tener en cuenta
Según Kotler, es fácil ser víctima del pesimismo -disfrazado de realismo- a medida que se envejece. Es lógico que, a medida que uno se enfrenta a más responsabilidades y éxitos, su cerebro pase a ser reacio al riesgo. Pero no dejes de lado la fijación de objetivos; si mantienes tus hitos a la vista, tendrás un sano equilibrio entre seguridad y ambición.
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