Zumo de apio: introducción
En este momento, las redes sociales están inundadas de fotos de personas con su zumo de apio. Afirman que esta bebida verde los curó de dolores de cabeza, hinchazón del vientre, afecciones de la piel y el síndrome del intestino irritable, purgó sus cuerpos de todas las toxinas y los dejó con una sensación zen de pura felicidad.
Como dietista, estoy emocionada de que el apio esté de repente en el punto de mira. Tiene una cantidad respetable de vitamina C, contiene el folato de la vitamina B, y tiene un poco de fibra. Es crujiente, lleno de agua, y refrescante, y por supuesto también es el recipiente perfecto para la mantequilla de cacahuete.
No dudo que el zumo de apio ayuda a la gente a sentirse más hidratada por la mañana. Y sé por experiencia personal que ésta bebida verde es una forma agradable y ligera de empezar el día (aunque en mi caso también suele haber piña y plátano).
Pero las afirmaciones míticas sobre el zumo de apio me dejan más que un poco escéptica. Si el zumo de apio, de hecho, expulsara los virus del cuerpo y curara las migrañas, ¿no estaría el mundo libre de infecciones respiratorias y medicinas para el dolor de cabeza? Y las explicaciones médicas que rodean a los poderes del zumo de apio no tienen sentido, por ejemplo, que beber zumo de apio aumenta la bilis (la bilis se produce en el hígado) o que «restaura tu sistema nervioso central». ¿Eh?
También hay desventajas del zumo en general. Es más rápido beber el zumo que triturar las frutas y verduras, por lo que puede ser menos satisfactorio que comer alimentos enteros. También se pierde la fibra al hacer zumo. El zumo de apio se hace pasando los tallos por un exprimidor (o procesándolos en una licuadora normal y colando la mezcla a través de un colador), desechando así todas las partes fibrosas. Se dice que quitar la fibra del apio hace que los poderes curativos sean más potentes, pero a diferencia del zumo de apio, la fibra ha demostrado ser buena.
Los beneficios van desde mantenerte regular hasta reducir los niveles de colesterol. Para obtener estos beneficios de la fibra, eche un tallo de apio en su batido favorito, así obtendrá la verdura entera, no sólo el zumo.
Nuestro consejo: Si quiere probar el zumo de apio, no hay inconvenientes más allá del coste (cada vaso requiere un manojo entero de apio) y el sabor. Pero no ponga sus expectativas de curación demasiado altas.