Causas del dolor de rodilla
Las rodillas tienen muchas partes móviles y las utilizas mucho, por lo que muchas cosas pueden ir mal. El exceso de un tipo de movimiento, sobre todo si no se trabaja hasta conseguirlo, puede dar lugar a lesiones por «sobrecarga».
El simple desgaste es un problema, sobre todo a medida que se envejece. Los accidentes pueden romper huesos y desgarrar tejidos. En algunos casos, el cuerpo ataca a sus propias articulaciones.
Tu médico puede ayudarte a averiguar qué pasa con tu rodilla cuando no te sientes bien. Veamos cuáles son algunas causas comunes del dolor de rodilla.
1. Dislocaciones y fracturas
Si la rodilla te duele intensamente después de un golpe, un choque o una caída, es posible que te hayas roto uno de los huesos que se juntan allí -el muslo, la espinilla y la rótula- o que hayas desplazado uno de ellos de su sitio.
Acude a urgencias o a un médico lo antes posible. A veces las fracturas se producen más lentamente, provocando pequeñas grietas en los extremos de los huesos de la pierna. Esto puede ocurrir cuando has empezado a utilizar más la rodilla.
2. Rotura del ligamento cruzado anterior
Sientes un chasquido y no puedes moverte después de cambiar repentinamente de dirección, a menudo mientras juegas al fútbol, al fútbol americano o al baloncesto. Es posible que te hayas roto el LCA, que conecta el fémur y la tibia e impide que ésta se desplace demasiado hacia delante. La rodilla te dolerá, se hinchará y se sentirá inestable.
Puedes desgarrar o forzar cualquiera de los tejidos que mantienen unida la rodilla: los ligamentos conectan los huesos entre sí; los tendones conectan los músculos con los huesos. ¿Tendones irritados por usarlos demasiado? Eso es tendinitis.
3. Síndrome de la banda iliotibial
La «banda IT», un ligamento que recorre la parte exterior del muslo, puede rozar el hueso e irritarse e hincharse. Es más probable que lo padezcas cuando corres o montas en bicicleta para hacer ejercicio.
Puede doler más si vas cuesta abajo o estás sentado durante un rato. Puede que te sientas mejor después de calentar, pero si no descansas la lesión y le das la oportunidad de curarse, podría empeorar.
4. Osteoartritis
Te cuesta doblar o estirar la pierna. Tu rodilla se siente rígida y dolorida y puede hincharse después de haberte movido. Es probable que se haya desgastado el cartílago, el material que ayuda a amortiguar los extremos de los huesos.
Como eso lleva tiempo, este tipo de artritis es más frecuente en personas de 65 años o más. Si eres más joven, es posible que la padezcas porque has utilizado mucho la rodilla después de una lesión, como una rotura de ligamentos.
5. Artritis inflamatoria
Además del dolor y la hinchazón, también puedes sentirte cansado, enfermo o con fiebre. Cuando se padece una enfermedad autoinmune, el sistema inmunitario, cuya función es combatir los gérmenes, puede atacar las rodillas.
Por ejemplo, la artritis reumatoide tiende a afectar a las manos y a otras articulaciones en pares de ambos lados del cuerpo. El lupus va a por las articulaciones, los músculos y los órganos de todo el cuerpo. La artritis psoriásica suele provocar manchas gruesas y descoloridas en la piel, además de dolor en las articulaciones.
6. Bursitis
Esto hace que la rodilla se hinche, se ponga rígida y esté caliente o sensible al tacto, normalmente porque se ha trabajado demasiado. Esta afección también se conoce como «rodilla de criada» o «rodilla de clérigo» porque las personas con estos trabajos se arrodillan mucho.
Se produce cuando unos pequeños sacos llenos de líquido, llamados bursa, que ayudan a amortiguar la articulación de la rodilla, se irritan e hinchan. Puede doler incluso cuando se descansa.
7. Rodilla de corredor
Lo sentirás en la parte delantera de la rodilla, alrededor de la rótula. La rodilla puede doler después de sentarse con ella doblada durante un tiempo o cuando intentas arrodillarte. También puede molestar o crujir al subir escaleras.
Por lo general, el síndrome de dolor patelofemoral se debe a un uso excesivo, a una mala alineación entre la cadera y el tobillo, a la debilidad del músculo del muslo o a la rotura del cartílago detrás de la rótula, o a una combinación de estos factores. Es común en las mujeres y en los atletas jóvenes.
8. Rotura de menisco
Un giro o pivote repentino -especialmente con todo el peso sobre la rodilla- puede desgarrar un menisco, el cartílago gomoso que actúa como amortiguador entre los huesos del muslo y la espinilla. Hay uno a cada lado del LCA. Pueden ser más susceptibles de romperse debido a la artritis o a la edad. El dolor puede ser difícil de precisar y describir. La rodilla puede quedar rígida, hinchada y difícil de mover y extender.
9. Quiste de Baker (quiste poplíteo)
Este saco lleno de líquido situado en la parte posterior de la rodilla puede sobresalir o estar tan apretado que es difícil doblar o estirar completamente la pierna. Puede estar causado por otro problema, como la artritis o un desgarro de menisco.
El quiste en sí no suele doler a menos que se rompa, lo que puede hacer que la parte posterior de la rodilla y la pantorrilla se hinchen.
10. Gota y seudogota
Ambos tienen síntomas similares: El dolor y la hinchazón suelen ser intensos y se manifiestan rápidamente. La rodilla puede estar rígida, roja y caliente. Se produce cuando se acumulan cristales en la articulación. La gota se debe a una acumulación de ácido úrico y suele afectar al dedo gordo del pie. La seudogota está causada por el pirofosfato de calcio.
11. Infección
Otra enfermedad o una lesión directa en la articulación pueden causar artritis séptica. El dolor aparecerá rápidamente y también estarás enfermo, de mal humor y con fiebre. El médico puede utilizar una aguja para extraer un poco de líquido de la rodilla para averiguar qué bacteria la está causando y así saber cómo tratarla. Aunque no ocurre tanto, los virus y los parásitos también pueden infectar tus articulaciones.
12. Dolor referido
Los problemas en otro lugar -en la espalda, la cadera o el pie, por ejemplo- pueden hacer que te duela la rodilla. Los nervios pueden trasladar el dolor de una zona a otra, o el cerebro puede confundir el origen de las señales de dolor. La sensación es real, pero puede que no haya nada malo en la rodilla en sí.
Qué puedes hacer
Tomar medicamentos AINE de venta libre como el ibuprofeno y el naproxeno para aliviar el dolor y la hinchazón. El método RHCE (reposo, hielo, compresión y elevación) también suele ser útil: No te pongas de pie. Levante la pierna para que esté más alta que su corazón. Coloca una compresa fría en un paño fino o una toalla sobre la rodilla durante 10-20 minutos seguidos, varias veces al día. Envuelve la rodilla con una venda elástica cuando te levantes, ajustada pero no apretada.
Cuándo acudir al médico
No esperes si tu dolor de rodilla es repentino e intenso. Llama por teléfono si no desaparece o empeora.
Para hacer un diagnóstico, el médico puede tomar radiografías u otras imágenes de la rodilla. Las muestras de sangre o de líquido de la rodilla pueden ayudar a confirmar o descartar ciertas afecciones.
El tratamiento puede incluir medicación, ejercicios especiales, aparatos ortopédicos o, en algunos casos, cirugía. Perder peso puede ayudar a reducir la presión y la tensión en las rodillas.