Cosas que nunca debes decirle a tu pareja: introducción
Tu pareja no puede «dejar de escuchar» lo que le dijiste movido por la ira, incluso cuando te disculpas. Esas palabras hirientes pueden introducirse en la mente y el corazón de tu pareja, creando desconfianza y duda. Los intentos de reparar el daño pueden no tener éxito, y los ataques repetidos crearán una brecha cada vez más profunda entre vosotros.
Si bien observar cada palabra que dices no es una forma de tener una relación abierta y afectuosa, puede ser útil evitar cuatro frases que inevitablemente dañarán su relación:
1. Quiero el divorcio (o quiero dejar la relación)
A menos que lo digas en serio, no lo hagas. Decir esas palabras dañará la conexión entre vosotros. Si os mantenéis fieles a vuestro compromiso mutuo, es más probable que superéis juntos los momentos difíciles.
En lugar de eso, conectad con lo que estáis sintiendo y expresad eso. Por ejemplo, se puede decir que te sientes enfadado, furioso, herido, desconfiado o traicionado. Etiquetar estas emociones expresa cómo te sientes sin atacar a tu pareja o a tu matrimonio.
2. Te odio
Esta frase puede implicar un nivel de animosidad hacia el carácter de tu pareja que tiene cierto poder de permanencia. ¿Realmente odias, detestas o aborreces a tu pareja? Si es así, entonces tal vez sea hora de considerar realmente el divorcio o separación. Si no, entonces no lo digas.
Un par de versiones ligeramente diferentes de esto son: «Nunca te amé» y «Nunca debí haberme casado contigo«. Estos comentarios pueden hacer que tu pareja dude de tus verdaderos sentimientos incluso después de que tu hostilidad momentánea pase.
En su lugar, presta atención a tus emociones junto con lo que las está causando. Por ejemplo, puedes decir que estás enfadado incluso furioso con tu pareja por, digamos, ignorar tus llamadas y mensajes de texto cuando sale con sus amigos. Si te sientes obligado a usar la palabra «odio», asegúrate de vincularla con el comportamiento de tu pareja en lugar de con el tuyo. Podrías decir: «¡Odio cuando sales de la habitación cuando te hablo!»
3. Eres… (rasgo de carácter negativo)
Cuando etiquetas y atacas el carácter de tu pareja, no permites la posibilidad de que cambie. Por ejemplo, piensa en lo que significa llamar a tu pareja estúpido, desalmado o inútil. Al considerar el último insulto, si tu pareja realmente no vale nada, entonces no hay nada de valor que pueda ofrecerte a ti o a tu relación.
En lugar de ello, habla sobre los comportamientos que te molestan. Podrías decir que cuando no haces ninguna de las tareas domésticas, recaen sobre ti esas tareas y te sientes resentido. Esto permite la posibilidad de que tu pareja cambie su comportamiento.
4. Tú nunca… (acción positiva)
Cuando dices que tu pareja nunca se comporta de alguna manera, probablemente estás descontando algún momento en el que sí lo hizo. Esto lo pone inevitablemente en el campo de los «malos» y es una invitación para que discuta contigo. No es una buena manera de alentarlo a cambiar.
Del mismo modo, es problemático decir: «Tú siempre (crítica)» – o: «Siempre me ignoras«.
En vez de eso, sé específico sobre el problema y el cambio que te gustaría ver mientras compartes tus sentimientos. «Cuando pasas todas las noches de la semana con el ordenador y apenas te das cuenta de que existo, me siento realmente herido y no querido. También es por eso que he estado tan enfadado contigo. Si hablaras o vieras una película conmigo al menos un par de noches a la semana, sentiría que me quieres y no estaría tan enfadado contigo.»
Si reconoces que usas alguna de las frases anteriores, intenta hacer los cambios sugeridos y es más probable que tu pareja te escuche de verdad. Tendrás muchas más posibilidades de mantener una conversación constructiva y, en última instancia, de sentirte más feliz juntos.