1. No duermes lo suficiente
Si no duermes lo suficiente, tu piel puede empezar a arrugarse y descolgarse antes de tiempo. Esto se debe, en parte, a que tu cuerpo libera más cortisol, una «hormona del estrés» que descompone el colágeno que mantiene tu piel suave y elástica.
Intenta establecer un ritual tranquilo y relajante a la hora de acostarte, y evita el alcohol, la cafeína y los aparatos electrónicos antes de dormir.
2. Eres fumador
Si consumes tabaco, además de aumentar las posibilidades de padecer cáncer, puedes acabar con la piel arrugada y flácida a una edad más temprana. Fumar reduce el flujo sanguíneo que transporta nutrientes esenciales, como el oxígeno, a la superficie de la piel y puede ralentizar la producción de colágeno del cuerpo. Habla con tu médico sobre cómo dejar el hábito.
3. Te expones demasiado al sol
Un poco de sol es bueno para ti, pero absorber demasiados rayos UV daña el colágeno de tu piel y puede hacer que tu cuerpo produzca demasiada proteína llamada elastina. Puedes notar que tu piel empieza a engrosarse y a desarrollar un tacto áspero con arrugas profundas y un color variado (manchas de la edad). Si tienes que exponerte al sol directamente, cúbrete con sombreros, mangas largas y gafas de sol. Utiliza un protector solar de «amplio espectro» con un FPS de 30 o superior.
4. No hidratas tu piel
Si tu piel se reseca, puede darte el aspecto áspero y escamoso de una persona mayor. Lávate la piel una o dos veces al día. Intenta ser bastante suave, ya que el frotado fuerte puede irritarla. Utiliza un limpiador suave sin alcohol ni otros ingredientes que puedan inflamar, hacer más áspera o resecar tu piel. Hidrátate con crema dos veces al día para ayudar a sellar la humedad que te mantiene joven.
5. No estás comiendo sano
Los alimentos adecuados ayudan a prevenir las enfermedades del corazón, la diabetes y otras enfermedades que minan tu energía juvenil. Piensa en la dieta mediterránea, saludable para el corazón. También es buena para el cerebro.
Puede que tengas que reducir un poco la carne roja grasa, pero obtendrás grasas saludables de alimentos como el pescado, los frutos secos, el aceite de oliva y el aguacate, así como muchos cereales integrales, frutas y verduras.
6. No haces suficiente ejercicio
La actividad física regular es una forma clave de mantenerse joven. Fortalece los músculos, aumenta la energía y mejora el estado de ánimo. Moverse mantiene el cerebro agudo y reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad, como las cardiopatías. No hace falta ir al gimnasio ni apuntarse a un equipo de rugby. Basta con caminar a paso ligero, trabajar en el jardín o incluso bailar: 30 minutos la mayoría de los días de la semana son suficientes.
7. Entrecierras mucho los ojos
Al entrecerrar los ojos, se arruga la piel de la cara, lo que con el tiempo puede provocar líneas y arrugas. En realidad, cualquier expresión que hagas una y otra vez puede ser un problema. Si sales mucho a la calle, las gafas de sol pueden evitar que entrecierres los ojos y ayudar a prevenir las «patas de gallo» que pueden aparecer en las esquinas exteriores de los ojos. Un sombrero de ala ancha tampoco vendría mal.
8. No tienes una red social
Estar conectado con los amigos y la familia puede ayudarte a mantenerte joven de corazón y a mejorar tu salud emocional y física. Ayuda a evitar la ansiedad, la depresión y la demencia asociada a la vejez, incluida la enfermedad de Alzheimer. Cuando busques una comunidad, recuerda que lo que importa es la calidad de tus conexiones sociales, no la cantidad.
9. No te vigilas la presión arterial
La presión arterial alta aumenta el riesgo de sufrir problemas relacionados con la edad, como la demencia vascular y la enfermedad de Alzheimer, probablemente porque daña los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Las personas que controlan su presión arterial con dieta, ejercicio y medicación parecen ser capaces de frenar o prevenir este deterioro cerebral.
10. No echas una mano
Tu cuerpo libera más «hormonas del placer», o endorfinas, cuando gastas dinero en otras personas que cuando lo haces en ti mismo. Pero no tiene por qué ser dinero. La calma, el placer y la conexión que sientes cuando ayudas a alguien a menudo te hace hacerlo más, lo que a su vez te hace estar aún más tranquilo y feliz. Reduce el estrés e incluso puede ayudar a la salud de tu corazón y a tu sistema inmunológico, la defensa de tu cuerpo contra los gérmenes.
11. Te saltas el chequeo médico
A partir de los 50 años debes acudir a tu médico para que te haga un examen físico cada año. Te revisarán la tensión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre. Los niveles altos pueden provocar enfermedades del corazón, demencia y otras enfermedades relacionadas con la edad. También pueden comprobar si hay algún signo de deterioro mental, como problemas de memoria. Cuanto antes descubras los problemas, más rápido podrás empezar a tratarlos.