Pensamientos de ansiedad: introducción
Leer esto te ayudará a darte cuenta de que no estás sola.
Sé que no estoy sola. El 18% de los adultos sufren alguna forma de ansiedad. Puedes parecer tranquila aparentemente, pero en el fondo, quizás te preguntes cómo puedes ser mejor. Te vuelves muy buena diferenciándote y usas esos pensamientos para impulsarte hacia adelante. Pareces productiva y motivada, pero también estás agotada. Parece que todo va bien y te sientes mal.
Cuando tienes ansiedad de alto funcionamiento, tu energía nerviosa te paraliza, o te impulsa a la acción, y cuando lo hace, maldita sea, sabes cómo hacer las cosas. La gente cree que lo llevas todo bien, pero la realidad es que duele demasiado estar quieto, así que sigues moviéndote. La relajación no es algo con lo que estés familiarizado.
Es difícil de comprender para los demás, y aún más confuso para tratar de explicar a la gente que te rodea. Si alguien no ha pasado por eso, normalmente no puede entenderlo.
Los siguientes pensamientos de ansiedad pueden ser habituales:
1. «¿Qué hice mal?«
Siempre hay un sentimiento subyacente de que alguien está molesto contigo, o disgustado con algo que hiciste. El análisis constante de cada uno de tus movimientos para mantener a los demás felices no sólo es agotador, sino que también agota el alma.
2. Cuando alguien envía «OK» en un mensaje de texto, o lee el mensaje pero no responde
La mente se pone en marcha cuando esto sucede. «¿Está todo bien?» «¿Fue algo que dije?» «¿Estás enfadado conmigo?» Nuestros pensamientos se convierten en preguntas que nos hacen preocuparnos por cada posible escenario.
3. Decir algo que podría ofender a alguien
«¿Lo he dicho de forma equivocada? ¿Tratar tanto de no ofender a esa persona en realidad lo hizo más ofensivo?»
4. Quedarse atascado en el transporte público
«Cuando un tren subterráneo se atasca, o se para, y no tengo información sobre el por qué, me asusto un poco y contemplo la posibilidad de tomar un taxi aunque sé que costará demasiado y llevará el mismo tiempo. Esto se debe a que al menos puedo ver lo que me retiene y siento que tengo algún control de mi entorno.»
5. Llegar a algún lugar tarde (o a tiempo, para el caso)
«¿A qué hora tengo que salir del trabajo para llegar a donde voy? ¿Cómo será el tráfico? ¿Será difícil aparcar?»
6. Temiendo que algo pueda salir mal
«¡Tengo un miedo constante de lo que sucederá si le pasa algo a mi marido! Temo que terminaré sin hogar. No tengo amigos ni familia a los que acudir.»
7. Olvidando hacer algo importante
«En los días buenos puedo salir de casa sin tener que comprobar la cerradura tres veces o asegurarme de que la nevera esté cerrada varias veces. En los días buenos puedo controlar mis pensamientos y nada pasa por mi mente. En los días malos no puedo detener los «que pasaría si…«.
8. No ser capaz de controlar lo que está pasando ahora o en el futuro
«Cada minuto de cada día preocupándome por algo que está sucediendo actualmente, algo que sucedió recientemente, o algo que podría suceder en los próximos momentos, más tarde hoy o en el futuro.»
9. Cometer un error en el trabajo que resultará en que alguien te juzgue
«Tuve un error de escritura en el último correo electrónico y le di a responder a todos – ahora todos piensan que soy incompetente o que no sé la diferencia entre «su» y «para».»
10. Parecer estúpido en un ambiente social
«¿Se están riendo de mí? Espero no estropear esto. Espero no decir algo equivocado. ¿Se suponía que eso era gracioso? ¿Se suponía que NO debía reírme? ¿Puedo irme ya?»
Entonces, ¿qué puedes hacer cuando aparecen estos pensamientos de ansiedad? Bueno, cada persona es diferente, así que lo que funciona para una persona puede no funcionar para ti. Sin embargo, una cosa que ciertamente ayuda es saber esto:
Cada uno se ocupa de sus propios problemas, y se preocupa demasiado por sí mismo como para preocuparse por ti. Así que por simple que parezca, relájate y no te preocupes por lo que piensan los demás, o por cómo podrían reaccionar, o por los innumerables «qué pasaría si», porque todos los demás están ocupados con sus propias vidas.
Ahora, ve a vivir la tuya.
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