3 formas de superar el pasado doloroso

Superar el pasado doloroso: introducción

Todos tenemos experiencias dolorosas en nuestro pasado que nos gustaría olvidar. Pero a pesar de nuestros mejores esfuerzos por dejarlo atrás, el pasado a menudo nos domina dolorosamente, y puede influir en cómo pensamos, actuamos y sentimos en el presente.

Gran parte de mi trabajo como terapeuta consiste en ayudar a la gente a hacer las paces con un pasado doloroso : una madre abusiva, un asalto traumático, una relación rota. Mis pacientes y yo solemos pasar mucho tiempo juntos abordando exactamente las cosas que les gustaría ignorar. Y por una buena razón, la manera más efectiva de dejar atrás el pasado es acercarlo para entenderlo mejor.

En el trastorno de estrés postraumático (TEPT), por ejemplo, uno de los tratamientos más probados consiste en contar repetidamente el recuerdo del evento traumático, lo que nos permite procesar las emociones dolorosas ligadas al trauma.

Hay tres formas principales de cambiar nuestra relación con el pasado, que corresponden a lo que yo llamo el enfoque «Piensa, actúa, sé»:

1. Piensa: crea una nueva narrativa

A menudo es fácil para nosotros ver los efectos negativos que las experiencias difíciles han tenido sobre nosotros. Pero podemos cambiar la historia que nos contamos -la narración- sobre lo que significan esos eventos.

Por ejemplo, podemos llegar a entender que nuestra dolorosa infancia nos llevó a nuestra resolución de ser un buen padre. De hecho, es muy probable que las mejores partes de ti hayan sido formadas hasta cierto punto por los momentos difíciles de tu vida. No se trata en absoluto de ignorar o descartar el dolor que experimentamos, sino más bien de transformar ese dolor.

2. Actúa: Cambia tus hábitos

Nuestros patrones de comportamiento están formados en gran parte por las experiencias que hemos tenido. Si continuamos actuando como siempre lo hemos hecho, es probable que nos quedemos atados por esos viejos eventos.

Pero cuando cambiamos gradualmente nuestro comportamiento y practicamos nuevos hábitos, el pasado ya no tiene el mismo peso sobre nosotros. Por ejemplo, podemos identificar lo que no es satisfactorio en nuestras relaciones y trabajar para desarrollar formas más eficaces de relacionarnos con otras personas (a menudo esto se hace mejor con la ayuda de un terapeuta).

3. Sé: Estar en el presente.

Llevar nuestra atención al presente puede ayudar a disminuir el efecto del pasado. Ten en cuenta que estar en el presente es diferente a alejar los pensamientos del pasado, que sólo tiende a fortalecerlos.

La presencia consciente reconoce el dolor del pasado, sin hacerlo nuestro continuo enfoque. Una simple meditación de la respiración puede ser un buen lugar para empezar.

Tanto como cualquier otra cosa, practica viéndote a ti mismo no como «roto» sino como «sanando». No podemos deshacer las cosas por las que hemos pasado, pero podemos cambiar nuestra relación con esos eventos. Y eso puede ser verdaderamente liberador.