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Mala circulación: Causas, síntomas y tratamiento

Mala circulación: introducción

Todos sabemos lo importante que es el sistema circulatorio. Todas las células del cuerpo necesitan nutrientes y oxígeno, y el sistema circulatorio se encarga de ello, además de eliminar los desechos de las células.

A través de una red de venas, arterias y capilares, la sangre recoge el oxígeno de los pulmones y lo transporta a todos los órganos del cuerpo; también transporta el dióxido de carbono a los pulmones, donde se exhala, y los nutrientes del intestino delgado a las células.

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Por lo tanto, si la circulación sanguínea se ve obstaculizada, puede causar problemas graves como la mala cicatrización de las heridas y la muerte de los tejidos (gangrena) en la parte afectada.

Y si se obstruye el flujo sanguíneo al corazón se puede sufrir un infarto, mientras que si se obstruye el flujo al cerebro se puede sufrir un derrame cerebral. Veamos ahora los distintos factores que pueden obstaculizar el flujo sanguíneo y los signos que podrían alertarte de que tienes una mala circulación.

¿Qué puede causar una mala circulación sanguínea?

Hay varios factores que pueden provocar una mala circulación sanguínea:

Síntomas de mala circulación

Estos son algunos de los síntomas de mala circulación a los que debes prestar atención:

Busca atención médica inmediata si experimentas síntomas como dolores en el pecho, dolor de cabeza intenso, confusión repentina o pérdida de conciencia, ya que pueden ser indicativos de un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco.

¿Estás en riesgo?

La presión arterial alta, el colesterol elevado y la diabetes (alto nivel de azúcar en sangre) pueden aumentar el riesgo de mala circulación sanguínea. También pueden hacerlo el aumento de la edad (más de sesenta años), un estilo de vida sedentario y la obesidad. Y si fumas, puedes aumentar entre dos y seis veces las posibilidades de padecer una arteriopatía periférica.

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¿Qué puedes hacer al respecto?

Tu médico puede recetarte medicamentos para tratar la aterosclerosis o prevenir los coágulos. También pueden utilizarse procedimientos quirúrgicos (por ejemplo, angioplastia, inserción de un stent o cirugía de bypass) para tratar los vasos sanguíneos estrechos. A continuación puedes ver algunas prácticas saludables que puedes adoptar para evitar la mala circulación sanguínea:

Llevar una dieta equilibrada

Llevar una dieta sana y equilibrada con cereales integrales, grasas saludables, carnes magras, pescado, productos lácteos bajos en grasa y mucha fruta y verdura puede ser útil.

Limite también la cantidad de azúcares añadidos, grasas saturadas y trans, sodio y alcohol que consumes. Esto puede reducir el riesgo de padecer enfermedades como la aterosclerosis, la diabetes y la hipertensión, que pueden tener un efecto adverso en la circulación sanguínea.

Opta por alimentos que reduzcan tu riesgo

Además de seguir una dieta sana y equilibrada, puedes aprovechar los alimentos específicos que pueden reducir el riesgo de mala circulación sanguínea. Por ejemplo, la fibra soluble de la avena y los garbanzos puede unirse al colesterol y eliminarlo del cuerpo antes de que estreche las arterias.

Por su parte, el jengibre y el ajo no sólo pueden reducir los niveles de colesterol, sino también la formación de coágulos. Por su parte, los nitratos del zumo de remolacha no sólo reducen la formación de coágulos, sino que también ayudan a disminuir la presión arterial, que es otro factor de riesgo de la mala circulación sanguínea.

Hacer ejercicio con regularidad

Abandonar el sedentarismo y realizar actividad física también puede controlar factores de riesgo como los niveles de colesterol, la presión arterial y la diabetes.

Hacer al menos dos horas y media de ejercicio aeróbico de intensidad moderada (por ejemplo, caminar a paso ligero) a la semana es una buena idea.

Y si tiene síntomas de arteriopatía periférica, recuerda que un plan de ejercicio supervisado recomendado por su médico ha resultado ser un tratamiento eficaz para los síntomas de esta enfermedad. En cualquier caso, habla con tu médico antes de iniciar un nuevo plan de ejercicios.

Dejar de fumar

Si fumas, puedes mejorar mucho tu salud si dejas de hacerlo. No sólo aumenta significativamente el riesgo de padecer enfermedades como la arteriopatía periférica, que causa problemas circulatorios, sino que también puede provocar cáncer.

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