¿Estás haciendo daño a los ojos?
Es fácil darlo por sentado, pero tu visión es demasiado importante para eso. Puede que sea el momento de echar un vistazo a tus rutinas de cuidado para ver si estás haciendo daño a los ojos.
1. No te sometes a exámenes oculares anuales
Es una buena idea acudir a tu oftalmólogo cada año para asegurarte de que todo va bien, sobre todo a partir de los 40 años. El oftalmólogo comprobará tu capacidad de visión y puede ponerte gotas para dilatar o ensanchar las pupilas y detectar problemas graves como el glaucoma, la diabetes o la degeneración macular.
La frecuencia de las gotas depende de factores como:
- Edad.
- Tu estado de salud general.
- El historial médico familiar.
2. Ignorsa los ojos irritados
Los ojos rojos y llorosos que pican o arden pueden ser un signo revelador de alergias. Pero es posible que tengas una infección si también:
- Duelen.
- Se sienten arenosos.
- Son sensibles a la luz.
- Tienen una secreción espesa o mucosa.
- Tienes una visión borrosa que es nueva y no mejora.
Es importante que acudas a tu oftalmólogo de inmediato si notas alguno de estos síntomas. Una infección no tratada puede dañar tus ojos. También puede contagiar a las personas que te rodean.
3. No te revisas las lesiones oculares
Aunque no parezca gran cosa, acude a tu oftalmólogo lo antes posible si te ocurre algo en los ojos. Es especialmente importante si:
- Tienes problemas para ver.
- Sientes dolor o molestias en el ojo o a su alrededor.
- No puedes abrir el ojo.
- Ves sangre en la parte blanca del ojo.
- No puedes mover un ojo tan bien como el otro.
- Notas que una pupila es más grande o tiene una forma diferente a la del otro.
4. Te olvidas de llevar gafas de sol
Las «gafas» protegen tus ojos de los rayos ultravioleta (UV) del sol. Estos rayos pueden aumentar las probabilidades de padecer cataratas a una edad avanzada, degeneración macular o una enfermedad llamada pterigión (cuando el tejido crece sobre la parte blanca del ojo). Busca unas gafas de sol que bloqueen al menos el 99% de los rayos UVA y UVB.
5. Te frotas los ojos
Esto puede irritarlos y dañar los vasos sanguíneos. También puede agravar lo que te preocupa. Tus manos recogen constantemente gérmenes que no tienen por qué estar cerca de tus ojos. Asegúrate de tener las manos limpias si necesitas tocarte los ojos.
6. Pasas demasiado tiempo frente a las pantallas
Acercarse al ordenador, a la tableta o incluso al smartphone hace trabajar los músculos de los ojos. Pasar mucho tiempo frente a una pantalla puede cansar los ojos y provocar dolores de cabeza.
La regla 6-20-20 es una forma sencilla de evitarlo: Mira algo a 6 metros de distancia durante 20 segundos cada 20 minutos. Y parpadea a menudo para mantener los ojos húmedos. En la oficina, la protección antideslumbrante de la pantalla del ordenador también puede ayudar.
7. Te saltas el cuidado de las lentes de contacto
Para mantener tus ojos sanos, limpia tus lentes de contacto con la solución que te recomiende tu médico -nunca con agua o saliva- y guárdalas en un estuche adecuado. (Cambia el estuche cada 3 meses.) También es muy importante que te las quites antes de acostarte. Si llevas lentillas desechables, cámbialas según las recomendaciones de tu médico.
8. Te duchas con las lentillas puestas
Una ducha caliente puede sentar muy bien, pero no es buena para tus lentes de contacto. Pueden mezclarse con los gérmenes del agua, y eso puede provocar una infección. Para evitar cualquier problema, quítate las lentillas antes de meterte en la ducha. O si tienes lentillas desechables diarias, asegúrate de tirarlas después o al final del día.
9. Te dejas el maquillaje puesto
Las partículas sobrantes de la máscara de pestañas, el delineador o la sombra de ojos pueden caer en tus ojos y provocar una infección. Es importante quitarse el maquillaje de los ojos por completo todas las noches. Si los ojos se enrojecen y empiezan a doler, acude al médico de inmediato.
10. No llevas gafas de seguridad
La protección adecuada es fundamental para evitar lesiones oculares cuando trabajas en casa o haces deporte. Dependiendo de lo que estés haciendo, puedes necesitar:
- Gafas de seguridad.
- Una pantalla de seguridad.
- Protectores ocularess
11. No conoces tu historial familiar
Es importante que tu médico sepa si hay alguna enfermedad ocular en tu familia. De este modo, te examinará con regularidad y empezará el tratamiento de inmediato si aparece algún problema. Por ejemplo, los investigadores creen que dos de las causas más comunes de ceguera -el glaucoma y la degeneración macular- podrían estar relacionadas con tus genes.
12. No te pones las gafas
Tu visión cambia con el tiempo. Estar al tanto de esos cambios es clave para mantener tus ojos sanos. Asegúrate de que tu prescripción está al día, o pide un poco de ayuda con la letra pequeña si lo necesitas.
13. Fumas
Esto puede ser tan malo para tus ojos como para el resto de tu cuerpo. Puede hacer que sea más probable que:
- Tener cataratas.
- Dañar el nervio óptico.
- Tener degeneración macular.
- Todo ello puede conducir a la pérdida de visión.