En esta era de la tecnología, nos encontramos con que la crianza de los hijos es un poco diferente a la de aquellos tiempos antes del iPod, el iPhone, los ordenadores, Internet y todos los demás artilugios increíbles que nos consumen.
Los niños jugaban al aire libre. Pateaban una pelota en el campo. Jugaban con cartas en lugar de perseguir a Pokemon en una pantalla. Los niños jugaban fuera hasta que se encendían las luces de la calle y sabían que tenían que entrar en casa. Ahora estamos criando a los niños de forma muy diferente a como lo hacíamos hace veinte o treinta años. Pero, tal vez sea hora de volver a lo básico.
Este es un mundo nuevo. Los niños que nacen en esta época reciben automáticamente aparatos para entretenerse. Pero, ¿qué nos estamos perdiendo? Psicólogos de la Universidad de Harvard han estudiado qué hace que un niño esté bien adaptado en estos tiempos cambiantes. Han llegado a la conclusión de que hay varios elementos que siguen siendo muy básicos.
AQUÍ TIENES 5 SECRETOS PARA EDUCAR A UN BUEN NIÑO, SEGÚN PSICÓLOGOS DE HARVARD:
1. PASA TIEMPO CON TUS HIJOS
Es una sugerencia sencilla. Sin embargo, vivimos tiempos difíciles en los que estamos «conectados» las 24 horas del día a través de la tecnología, el trabajo y el bombardeo de vidas ajetreadas que intentan mantenerse a flote.
No se trata sólo de las redes sociales: las noticias, los correos electrónicos, los mensajes de texto o la fluctuación de estar pendientes en todo momento tensan nuestras relaciones. Nos hemos acostumbrado a la adicción de exponernos. Es más fácil dar a un niño un juguete o una consola Xbox para que se mantenga ocupado que hacer realmente algo con él.
Pasar tiempo con tus hijos significa dejarlo todo, leer un libro, dar una patada a una pelota, ir de excursión o simplemente jugar una partida de cartas a la antigua usanza. En términos más sencillos, significa que interactúas con tu hijo de persona a persona. Estas son las cosas que recordarán. Olvidarán lo que les has comprado. Sólo quieren pasar tiempo de calidad con sus padres.
2. HABLA EN VOZ ALTA A TUS HIJOS
Según los investigadores de Harvard: «aunque la mayoría de los padres y cuidadores dicen que el cuidado de sus hijos es una prioridad absoluta, a menudo los niños no escuchan ese mensaje«.
Vuelve a dedicar tiempo a averiguar qué ocurre en la vida de tu hijo. Consulta a los profesores, entrenadores, tutores y otros cuidadores. Averigüa si hay un cambio de comportamiento. Permite que tu hijo se sienta cómodo para venir a hablar contigo.
Tu hijo necesita oír que es la máxima prioridad en tu vida. No basta con demostrárselo dándole cosas, manteniéndolo a salvo o alimentándolo. Los niños necesitan que se les reconozca con palabras. Las palabras son importantes. Invítale a sentarse y a compartir sus historias sobre el colegio, los deberes, los amigos, etc.
3. MUÉSTRALE A TU HIJO CÓMO RESOLVER PROBLEMAS SIN ESTRESARSE POR EL RESULTADO
Uno de los mayores regalos que puedes hacer a tu hijo es la capacidad de analizar y resolver problemas. Confía en tu hijo para que decida por sí mismo lo que quiere. No puedes resolver sus problemas todo el tiempo. Es saludable permitirles experimentar la vida a través de sus propios ojos. Los logros son importantes y, al permitirles determinar lo que quieren, les estás regalando conciencia.
Quieres ayudar a tu hijo a convertirse en un adulto productivo. Permítele que acuda a ti para compartir sus problemas y guíale para que tome las mejores decisiones posibles. Es difícil dar un paso atrás como padre y ver a tu hijo cometer un error. Pero, al igual que tú, forma parte del aprendizaje y de la evolución de nuestra humanidad. Quieres que sean felices por lo que han hecho, y no sólo para hacerte feliz a ti como padre.
Rick Weissbourd, que dirigió el estudio, afirma: «Estamos hipercentrados en la felicidad de nuestros hijos. No me sorprendió que la felicidad fuera la mejor valorada, pero sí que los logros fueran tan altos«. ¿Estamos presionando a nuestros hijos para que se centren sólo en el éxito? «La presión del logro puede tener un montón de resultados negativos«, dice Weissbourd, que es codirector del proyecto Making Caring Common. «Me preocupa que haga a los niños menos felices«.
4. MUESTRA A TU HIJO GRATITUD DE FORMA REGULAR
Los investigadores afirman que «los estudios demuestran que las personas que tienen el hábito de expresar su gratitud son más propensas a ser serviciales, generosas, compasivas y a perdonar, y también son más propensas a ser felices y saludables.»
Los padres deberían dar a sus hijos tareas y luego expresar su gratitud por sus logros. Es importante que los niños vean que la gratitud es un regalo extraordinario. Siempre que hagan algo, hay que honrarles y reconocerles su actuación. Los psicólogos de Harvard descubrieron que los padres sólo elogian los «actos de bondad poco comunes«.
Como padres, nuestro deber es enseñar a nuestros hijos a ser empáticos y compasivos con los demás. Los niños aprenden con el ejemplo.
Llévalo a un albergue para indigentes. Exponlo a otras personas que no pertenezcan a su misma clase social. Permite que sean testigos de lo afortunados que son por tener lo que tienen en casa. Sé abierto con ellos. Agradece los pequeños actos que realizan y que no tienen nada que ver con la escuela o el trabajo. Ayudar a los demás no es sólo darles la oportunidad de ser adultos increíbles, sino eliminar los prejuicios de la intolerancia y las diferencias. Todo empieza en casa.
5. ENSEÑA A TUS HIJOS A VER lA PERSPECTIVA GENERAL
Esto se remonta a mostrarles gratitud. Deja que tu hijo experimente el mundo a través de su compasión. Los investigadores dicen que «casi todos los niños empatizan y se preocupan por un pequeño círculo de familiares y amigos«.
Enseña a tu hijo a saber escuchar, a relacionarse sin usar la tecnología, a ser empático con los demás fuera de su familia y a no juzgar a nadie por su religión o nacionalidad. Estamos en un momento crucial de la evolución humana, y esta nueva generación tiene la capacidad de ser grande en el cambio y la transformación de nuestro mundo. Exponer a tu hijo a diferentes culturas ayuda a desarrollar una persona cariñosa, amable y feliz.
Eres responsable de ayudar a criar almas amorosas. Ayúdales a navegar por este mundo a través de la compasión, el amor y la bondad.
«Criar a un niño cariñoso, respetuoso y ético es y siempre ha sido un trabajo duro. Pero es algo que todos podemos hacer. Y no hay trabajo más importante ni, en última instancia, más gratificante«.