Ser fuerte – ¿Regalo o maldición?
Piensa en alguien a quien admiras, y apuesto a que la «fuerza» es una de sus características. La fuerza mental, física o emocional tiene ventajas obvias, y está asociada con el liderazgo, la resistencia, la productividad y muchos otros rasgos positivos. También sabemos que podemos depender de personas fuertes cuando necesitamos su apoyo.
Con beneficios tan poderosos, es fácil pasar por alto que la fuerza también tiene un lado oscuro menos reconocido.
Hace años traté a un hombre de mediana edad en psicoterapia que sentía el peso del mundo sobre sus hombros. Había estado cargando el de otros desde el final de su adolescencia y seguía siendo la roca de su familia, ya que todos lo buscaban para obtener apoyo financiero y emocional. Y estaba agotado. Nadie parecía verlo como un ser humano real con necesidades y debilidades, o le preguntaba cómo le iba. Todos asumían que estaba bien, pero él sentía que se estaba ahogando.
Aunque no sea intuitivo pensar en la «maldición de ser fuerte», considera estos posibles inconvenientes de ser fuerte.
1. No reconoces tus necesidades
Tener necesidades es a menudo considerado como una debilidad, ya sea que las necesidades sean emocionales, físicas, mentales, o simplemente de necesidad de otras personas. Sin embargo, nuestra fuerza proviene en realidad de reconocer nuestras necesidades, y de cuidarnos de satisfacerlas. Piensa en los atletas fuertes que conoces: su fortaleza no sólo proviene de sus duros entrenamientos, sino también de su recuperación, incluyendo el sueño y la nutrición.
2. Eres demasiado duro contigo mismo
Cuando no ves tus propias necesidades, es probable que seas demasiado duro contigo mismo. Es posible que no estés dispuesto a relajarte cuando estés agotado o a permitirte llorar cuando lo necesites. O tal vez te reprendas mentalmente por no ser perfectamente fuerte. Con el tiempo, puede que te encuentres bajo tierra, sufriendo un agotamiento emocional, físico y mental. Nadie puede ser fuerte todo el tiempo.
3. Otros no reconocen tus necesidades
Si tienes el hábito de seguir adelante sin importar las dificultades, los demás lo esperarán de ti. Y aunque su confianza en ti puede hacer que te sientas bien, puede cegarlos a veces cuando no te sientes tan fuerte. Puede que no se den cuenta de que tienes menos energía de lo normal, o que sólo necesitas un descanso. No importa cuán fuerte seas, las personas que se preocupan por ti necesitan saber que necesitas su apoyo tanto como ellos necesitan el tuyo.
4. Atraes a la gente necesitada
La fuerza es atractiva, y si la tuya es evidente, la gente se sentirá atraída por ti. Eso puede ser algo muy bueno, especialmente si atraes a personas que son igualmente fuertes. Pero a veces la gente se aprovechará de tu fuerza, permitiendo que sea un sustituto de la suya propia. Como resultado, tendrás que ser doblemente fuerte, para ti y para ellos.
Si te consideras una persona fuerte, ten en cuenta que eres tan humano como cualquier otra persona, y recuerda cuidarte. Y si tienes una persona especialmente fuerte en tu vida, hazle saber que la aprecias, y busca oportunidades para apoyarla de cualquier manera que puedas.