Mantener el hígado sano
Cuidar el hígado consiste más en evitar lo que es malo que en comer o beber cosas que sean especialmente nutritivas para el hígado. He aquí algunos consejos para mantener el hígado sano.
1. Bebe café
Las personas que beben unas cuantas tazas de café al día pueden tener menos probabilidades de padecer enfermedades hepáticas como cáncer y otras como fibrosis o cirrosis. Incluso podría ralentizar esas afecciones en algunas personas que las padecen. El café filtrado, el instantáneo y el expreso parecen funcionar.
Sin embargo, por muy útil que sea el café, no puede sustituir a una dieta equilibrada, un peso saludable, mucha agua y ejercicio regular para tener un hígado sano.
2. No abuses del paracetamol
Está presente en más de 600 medicamentos, incluidos muchos para el resfriado y la gripe. La mayoría de los adultos no deberían tomar más de 4.000 miligramos al día. Más podría dañar el hígado. Intenta no tomar más de un producto con paracetamol al día, y nunca tomes más de lo que recomiendan las instrucciones del envase.
3. Practica el sexo seguro
Debes protegerte a ti mismo y a tu pareja de las enfermedades que pueden propagarse a través de las relaciones sexuales, incluidas muchas que podrían dañar tu hígado. Una de ellas, la hepatitis C, lo infecta directamente y puede causar graves daños con el tiempo.
La mayoría de las personas no se dan cuenta de que la tienen hasta muchos años después, cuando gran parte del daño ya está hecho. Tu médico puede hacer una prueba para ver si la tienes.
4. Toma tus medicamentos correctamente
Aunque el paracetamol es el medicamento más común que puede dañar el hígado, otros medicamentos también pueden hacerlo, especialmente si no los tomas según las indicaciones. También puede depender de tus genes, de otras prescripciones y de tu alimentación.
Habla con tu médico si te sientes cansado, con náuseas o con picores, o si notas la piel o los ojos amarillentos (ictericia) después de empezar a tomar un nuevo medicamento. Las estatinas para el colesterol alto y ciertos antibióticos (amoxicilina, clindamicina, eritromicina) son algunos ejemplos.
5. Comprueba tus suplementos
Son la causa de casi una cuarta parte de los daños hepáticos. Hierbas como la consuelda, la grama y la uña de caballo tienen «alcaloides de pirrolizidina» que pueden atascar los diminutos vasos sanguíneos del interior del órgano, ya sea con el tiempo o de una sola vez (si se toma mucho).
Otras hierbas como la Atractylis gummifera, la celidonia, el chaparral, el germander y el aceite de poleo (utilizado en el té) también pueden causar problemas hepáticos.
6. Omitir los remedios herbales para el hígado
Los remedios comunes para el hígado, como el cardo mariano, la cúrcuma y el astrágalo, no están muy investigados. La plata coloidal, que a veces se utiliza (con poco apoyo científico) para la hepatitis C, puede causar efectos secundarios irreversibles, como poner la piel azul. Informa a tu médico de todas las pastillas, hierbas y suplementos que tomes. En primer lugar, para comprobar la seguridad de cada elemento, pero también por la forma en que podrían interactuar entre sí.
7. Bebe alcohol con moderación
Cuando bebes, el hígado deja de hacer otras cosas para poder descomponer el alcohol y eliminarlo de la sangre. Si te excedes -más de una bebida al día para las mujeres, dos al día para los hombres- es muy duro para el órgano y podría perjudicarlo. Con el tiempo, esto suele provocar un «hígado graso», un signo temprano de enfermedad. También puede hacer que crezcan bacterias malas en el intestino que pueden viajar hasta el hígado y causar daños.
8. Come el «arco iris»
Esto significa frutas y verduras de todos los colores del arco iris, lo que ayuda a garantizar que obtengas todos los nutrientes y la fibra que necesitas. Evita los carbohidratos refinados, como los donuts y el pan blanco, en favor del arroz, los panes y los cereales integrales. Un poco de carne, lácteos y grasa también puede ayudar. Pero no en exceso, y busca las grasas «buenas» (monoinsaturadas y poliinsaturadas) procedentes de semillas, frutos secos, pescado y aceites vegetales.
9. Mantén un peso corporal saludable
Esto significa trabajar para mantener un índice de masa corporal (IMC) de entre 18 y 25. Existen herramientas en Internet que te ayudarán a calcular tu número. El ejercicio y una dieta equilibrada son la mejor manera de mantener un peso adecuado y reducir las posibilidades de padecer la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Tu médico puede ayudarte a establecer un objetivo de peso que te ayude a mantener todo tu cuerpo bien a largo plazo.
10. Lávate las manos
Es una forma sencilla y fácil de mantener alejados los gérmenes que podrían infectar tu hígado. Basta con un poco de jabón y agua tibia. Es especialmente importante justo antes de preparar la comida y justo después de cambiar un pañal o ir al baño. Puedes contagiar la hepatitis A sobre todo cuando tocas la comida o el agua con las manos contaminadas.
11. Haz ejercicio con regularidad
Puede ayudar a mantener tu IMC en el nivel adecuado, lo que podría protegerte contra la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Pero incluso si tu IMC no cambia, es probable que el ejercicio te ayude. ¿Por qué? Porque mejora el funcionamiento de la insulina y quema los triglicéridos, un tipo de grasa en la sangre.
12. Evita las toxinas
Pueden ser sustancias químicas presentes en productos de limpieza, botes de spray, insecticidas y otros artículos domésticos. Podrían dañar las células de tu hígado si las tocas, absorbes o respiras en exceso. Puedes protegerte si te pones una mascarilla y gafas y abres las ventanas cuando los uses.
13. Cuidado con los riesgos de las agujas
Si tú o alguien que conoces se ha inyectado alguna vez drogas ilegales, debes hacerte la prueba de la hepatitis C, que puede propagarse a través de la sangre. Lo mismo ocurre si te has pinchado accidentalmente con una aguja. Un análisis de sangre puede permitirte saber si alguna vez has tenido el virus de la hepatitis C.
14. Comprueba si hay daños en el hígado
Es especialmente importante que tu médico haga esto si bebes mucho o tienes antecedentes familiares de enfermedad hepática. El tratamiento temprano ayuda, y es posible que al principio no tengas síntomas. También debe hacerse la prueba si es más probable que tenga hepatitis C. Esto incluye a cualquier persona que:
- Estás embarazada
- Eres mayor de 18 años
- Estás en hemodiálisis
- Tienes el VIH
- Has consumido alguna vez drogas ilegales inyectables
- Te has pinchado con una aguja infectada
- Has nacido entre 1945 y 1965
- Recibiste una transfusión de sangre o un trasplante de órganos antes de 1992
- Has recibido concentrados de factor de coagulación de la sangre fabricados antes de 1987
- Has tenido un análisis hepático anormal o una enfermedad hepática
15. Vacunarse
Puedes vacunarte contra la hepatitis A y la hepatitis B, pero no contra la hepatitis C. Muchos niños se han vacunado, pero muchos adultos no. Habla con tu médico para saber si la necesitas. Puede ser especialmente importante si tu sistema inmunitario es débil o tu hígado ya presenta algún daño.