Considerando el aislamiento social requerido por COVID-19, no es sorprendente que muchas personas estén luchando con la soledad. La soledad es un problema muy real con consecuencias emocionales, e incluso físicas. Las investigaciones han demostrado que la soledad puede reducir nuestra vida tanto como el fumar cigarrillos o la obesidad.
Si estás luchando contra la soledad, es importante tener en cuenta que no todas las relaciones proporcionan la misma sensación de conexión: la “cantidad” y la “calidad” de la conexión pueden marcar una gran diferencia en la reducción de la soledad y el aumento de la felicidad.
Con respecto a la cantidad, la frecuencia con la que se habla es importante. Es posible que tengas amigos de hace mucho tiempo con los que puedes volver a caer en viejos ritmos después de no haber hablado durante años. Estos amigos son un tesoro. Como aconseja el poeta Joseph Parry: “Haz nuevos amigos, pero mantén los viejos/esos son de plata, estos son de oro.”
Sin embargo, tener amigos con los que hablar regularmente es importante para reducir la soledad. La profesora de la Universidad de Georgetown, Deborah Tannen, ha escrito acerca de cómo la frecuencia de hablar con alguien es lo que hace más feliz a la gente – no de lo que hablan.
Aunque Tannen señala un punto importante, la conexión real que la gente hace es también de vital importancia. No es tanto el contenido de sus conversaciones lo que es importante, sino lo bien que se conectan. Y como señala Tannen, tanto los hombres como las mujeres son igualmente capaces de conexiones profundas – incluso cuando se adhieren a los estereotipos de género en la forma en que se comunican.
Por ejemplo, los hombres pueden conectarse cuando pescan juntos tranquilamente o bromean sobre fútbol. Las mujeres pueden – o no – sentirse conectadas mientras expresan lo que sienten sobre sus relaciones y los detalles de su día. Lo más importante para hacer feliz a las personas es que se sientan comprendidas, valoradas y validadas.
Para lograr esta hazaña de tener una conexión de calidad, las personas deben ser capaces de relacionarse entre sí. Deben ser capaces de “hablar el mismo idioma”. Por ejemplo, un viejo colega de negocios que simplemente se presenta en la boda de la hija de su pareja puede expresar profundas sensaciones de apoyo y cariño.
Esto significa que, tanto en palabras como en acciones, las amistades fomentan la felicidad cuando las personas interactúan de manera que se conectan para cada una de ellas. De lo contrario, las personas sólo están llenando el tiempo. Puede que se sientan menos solos por tener las interacciones, pero esas interacciones pueden sentirse vacías.
Cuando hablas con frecuencia y conectas abiertamente, es probable que mantengas a raya la soledad mientras te prepararas para una verdadera compañía.
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