Saludista – Artículos y consejos sobre cuidados para tu salud

10 hábitos saludables para la artritis reumatoide

1. Comer bien

Buenas noticias. Los alimentos saludables y deliciosos son buenos para todo el cuerpo, incluidas las articulaciones, aunque no curan la artritis reumatoide (AR).

Opta por abundantes cereales integrales, verduras, fruta, pescado y otros tipos de proteínas magras. Algunos alimentos pueden ayudar a combatir la inflamación de las articulaciones, como los aceites de pescado, los frutos secos y el té. Limita el azúcar y las grasas saturadas, y evita cualquier alimento que parezca empeorar tus problemas articulares.

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2. Manténte activo

El ejercicio ayuda a que las articulaciones se muevan bien y fortalece los músculos que las rodean. Si necesita perder peso, el ejercicio también es bueno para ello.

A medida que vayas perdiendo esos kilos, aliviarás la tensión de tus articulaciones. Deberás trabajar el ejercicio aeróbico (cardio), el entrenamiento de fuerza y la flexibilidad. Un fisioterapeuta o un entrenador con experiencia en artritis reumatoide puede elaborar un plan de ejercicios y enseñarle lo que debe hacer.

3. Controla tu ritmo de vida

Aunque es necesario que te mantengas activo, dedica también tiempo al descanso. La artritis reumatoide puede hacer que te sientas más cansado. No intentes hacer más de lo que puedas. Tómate descansos cuando lo necesites. Duerme al menos 8 horas por la noche y duerme una siesta durante el día si te sientes agotado.

4. Prueba la fisioterapia

Incluso unas pocas sesiones pueden marcar la diferencia. Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios seguros para fortalecerte y poder moverte mejor. Si tienes problemas para moverte o realizar tareas sencillas, pregunta a tu terapeuta por las herramientas y dispositivos que pueden ayudarte.

5. ¿Fumas o bebes?

Fumar empeora los síntomas de la artritis reumatoide y hace que los tratamientos sean menos eficaces. Trabaja para dejar el hábito, aunque te cueste un par de intentos.

Tu médico puede darte consejos y recursos. Y aunque una bebida ocasional puede estar bien para algunas personas, consulta con tu médico, ya que el alcohol puede afectar a los medicamentos para la artritis reumatoide de una manera que daña el hígado.

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6. Utiliza el frío y el calor

Prueba a cambiar de temperatura para aliviar las articulaciones doloridas. Sumérgete en un baño caliente, dúchate con agua tibia o coloca una almohadilla térmica húmeda en los puntos doloridos para aliviar los músculos tensos.

Aplica una compresa fría o una bolsa de frío para enfriar las articulaciones. Puedes alternar entre el frío y el calor para obtener lo mejor de ambos.

7. Habla de ello

Puede ser difícil hablar de tu artritis reumatoide, pero inténtalo. Es posible que tus amigos y familiares no se den cuenta de lo que estás pasando, sobre todo si pareces sano.

No pasa nada si compartes con ellos que tienes un mal día y te vendría bien una charla de ánimo, o si prefieres que vengan a cenar a casa en lugar de salir a comer fuera. A medida que pidas lo que necesitas, ellos conocerán tu estado y estarán más dispuestos a ayudarte.

8. Dale tiempo para que funcione

Los tratamientos para la artritis reumatoide pueden aliviar el dolor, la rigidez y la fatiga, pero no de la noche a la mañana. Es posible que tardes algunas semanas o meses en sentirte mejor.

Cuando empiece a tomar un nuevo medicamento, pregunta a tu médico cuándo deberías empezar a notar una diferencia y qué tipo de cambios puedes esperar. Si pasa el tiempo y no te sientes mejor, díselo.

9. Lo mejor para ti

Habla con tu médico especialista en artritis reumatoide para establecer tu plan de tratamiento ideal. Los medicamentos son una parte importante, pero no olvides todas las demás cosas que pueden ayudarte a sentirte mejor y a proteger tus articulaciones.

Por ejemplo, tu médico puede sugerirte fisioterapia y técnicas de control del estrés. O puede pedirte que hables con un nutricionista.

10. Hazle preguntas a tu médico

Tú y tu médico sois un equipo. Les ayudas a saber cómo estás realmente, así que sé sincero. Si notas efectos secundarios o no obtienes los resultados que esperas, o si no puedes tomar la medicación por algún otro motivo, dilo. Sigue tomando la medicación y no cambies la dosis si no lo has consultado antes.

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