Hay muchos tipos diferentes de meditación. ¿Cuántos? Quién sabe, pero los suficientes como para que puedas encontrar el más adecuado para ti. Para empezar tu búsqueda, aquí tienes seis tipos de meditación que puedes probar.
1. Observar la respiración
¿Meditar puede ser tan sencillo como prestar atención a tu respiración durante unos minutos? Por supuesto. Relájate en la posición que más te convenga, cierra los ojos y empieza a prestar atención a tu respiración.
Respirar por la nariz hace que el diafragma participe y que el oxígeno llegue hasta el fondo de los pulmones. Cuando tu mente divague, vuelve a centrar tu atención en el aire que entra y sale de tu nariz. Hazlo durante varios minutos, o más, a medida que te vayas acostumbrando.
2. Meditación con la mente vacía
Meditar puede crear una especie de «conciencia sin objeto», un vaciado de todos los pensamientos de tu mente. Las técnicas para hacerlo implican sentarse quieto, a menudo en posición de «loto completo» o con las piernas cruzadas, y dejar que la mente se quede en silencio por sí sola. Puede ser difícil, sobre todo porque cualquier esfuerzo parece provocar más asuntos en la mente.
3. Meditación caminando
Esta hace que el cuerpo se involucre. Puede ser al aire libre o simplemente como un paseo de ida y vuelta en una habitación. Presta atención al movimiento de tus piernas, a tu respiración y a tu cuerpo mientras caminas y a la sensación de tus pies en contacto con el suelo. Cuando tu mente divague, vuelve a centrarte en el proceso de caminar y respirar. Meditar al aire libre de esta manera puede ser difícil debido a las distracciones. Si lo haces en el exterior, busca un lugar tranquilo con un terreno llano.
4. Meditación de atención plena
Una práctica que los budistas denominan vipassana o meditación de la conciencia, la atención plena es el arte de ser profundamente consciente de lo que está aquí y ahora. Te centras en lo que está ocurriendo en tu interior y a tu alrededor en este mismo momento y tomas conciencia de todos los pensamientos y sentimientos que te absorben la energía de un momento a otro.
Puedes empezar observando tu respiración, y luego trasladar tu atención a los pensamientos que pasan por tu mente, a las sensaciones de tu cuerpo, e incluso a los sonidos y las imágenes que te rodean. La clave es observar sin juzgar ni analizar.
5. Meditación simple con un mantra
A muchas personas les resulta más fácil evitar que su mente divague si se concentran en algo concreto. Un mantra puede ayudar. Se trata de una palabra o frase que repites mientras te sientas a meditar, y que en algunas tradiciones es elegida por un maestro experimentado. Si estás trabajando en esto solo, puedes usar cualquier palabra o frase que te funcione y puedes elegir repetirla en voz alta o en tu cabeza mientras meditas.
6. Meditar sobre un concepto
Algunas prácticas meditativas implican la contemplación de una idea o escenario. Un ejemplo es la «meditación sobre la impermanencia», en la que te centras en la naturaleza impermanente de todas las cosas, empezando por tus pensamientos y sentimientos que van y vienen.
En la «meditación sobre el cadáver» budista, se piensa en un cuerpo en la tierra que se pudre lentamente y del que se alimentan los gusanos. La técnica se utiliza para guiarte hacia una comprensión a la que tu mente racionalizadora podría no llevarte.
Hay muchos tipos de meditación que puedes probar, como la «meditación de la bondad amorosa» o la meditación «del objeto», e incluso meditar utilizando productos de inducción de ondas cerebrales. Cada tipo tiene sus propias ventajas y efectos. Por esta razón, es posible que en diferentes momentos y para diferentes propósitos, quieras utilizar varios tipos diferentes de meditación.