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Pasado, presente y futuro: Cómo sanar tu relación con el tiempo, de la mano de un psicólogo

Nuestra relación con el tiempo

La mayoría de nosotros nos hemos sentido fuera de control este año (o años) difíciles, especialmente con nuestro tiempo. De alguna manera, los días parecen ralentizarse y acelerarse al mismo tiempo.

Más del 80% de los participantes en un estudio realizado en el Reino Unido afirmaron que el distanciamiento social alteraba de algún modo su percepción del tiempo.

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El profesor Adrian Bardon explica, en una entrevista con Vox, que los pensamientos repetitivos, obsesivos y negativos pueden hacer que el tiempo parezca lento. Como además tenemos que hacer malabarismos con tantos cambios y adaptarnos a una nueva normalidad, puede parecer que no se consigue nada.

Sin embargo, la pandemia no es el único momento en el que nos falta el control de nuestro tiempo. Cuando nos lanzamos a las tareas sólo por el hecho de terminarlas, esto puede llevarnos a una mentalidad de escasez. Ya sea tiempo para dormir, para divertirse, para las personas que queremos o incluso para respirar, la vida moderna parece despojarnos de tiempo.

Además, la mayoría de los que estamos familiarizados con el mindfulness nos esforzamos por «estar presentes».

El concepto implica ser plenamente consciente y participar en lo que está ocurriendo en el momento -ya sea bueno, malo o neutro-, desde la compañía que tienes hasta tu respiración, pasando por cada acción y sensación que estás experimentando.

Aunque ser consciente del presente contribuye a un funcionamiento saludable, centrarse únicamente en el presente nos priva del pasado y del futuro. Ser consciente del presente no es una cura para todo. Nuestra relación con el tiempo es mucho más complicada. Para lograr una óptima aptitud mental, tenemos que dominar nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

El pasado

Nos relacionamos con el pasado cuando recordamos, reflexionamos y extraemos sabiduría de él. Sin embargo, nuestro pasado también puede perseguirnos en los momentos vulnerables, como cuando nos machacamos o revivimos momentos traumáticos hasta las imágenes, los olores y los sonidos. Hay cosas que nos esforzamos por evitar porque sencillamente no podemos afrontarlas.

Cómo reflexionar sobre el pasado: Pregúntate si mi pasado es mi dueño o si soy capaz de mirarlo con una mezcla de sabiduría y gratitud.

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Cómo sanar: La terapia basada en el cuerpo puede ayudar con el trauma, así como llevar un diario y reflexionar para cerrarlo. Ponerte en un entorno controlado en el que te sientas psicológicamente seguro (mejor con el apoyo de un profesio+nal capacitado) puede enseñar a tu mente y a tu cuerpo que eres capaz de regularte para dejar de evitar una determinada situación.

El presente

¿Recuerdas la última vez que estuviste tan distraído que te perdiste grandes trozos de una conversación? Pues invierte la situación y visualiza la última vez que estuviste completamente inmerso en algo, hasta en cada sensación. Ese es el poder del momento presente.

Muchos de nosotros nos adormecemos con cualquier cosa, desde el trabajo hasta sustancias o la socialización, sólo para evitar sentarnos con nosotros mismos o aburrirnos. La atención plena no consiste simplemente en experimentar un éxtasis o una iluminación. También consiste en sentirse cómodo sentado a solas en los momentos de aburrimiento.

Y luego está el flujo. A diferencia de la atención plena, que consiste en ser consciente de las experiencias internas y externas, el flujo es un estado de inmersión total en el que el tiempo pasa volando. La acción y la conciencia se fusionan, y se siente una sensación de control y recompensa. En particular, una investigación reciente de la profesora de psicología Kate Sweeney descubrió que quienes mejor se enfrentaban a la cuarentena eran los que más flujo encontraban.

Cómo reflexionar sobre el presente: Pregúntate a ti mismo: ¿puedo estar sentado con mis propios pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales sin juzgarlos? ¿Me parece bien estar aburrido?

Cómo sanar: Aprende a sentarte con tu aburrimiento. Siéntete cómodo con los pensamientos que entran y salen de tu cabeza, y acepta no sentirte siempre bien. Debes saber que la vida no es sólo alegría, placer o evitar lo que a menudo consideramos sentimientos negativos (tristeza, ansiedad, frustración, etc.). Realiza actividades que te permitan acceder al estado de flujo.

El futuro

La filosofía taoísta dice que lo que confundimos con la buena suerte es, en realidad, una planificación con discernimiento. Al considerar diferentes caminos hacia el futuro, podemos ajustar diferentes variables para llegar a él. Del mismo modo, el fundador de la psicología positiva, Martin Seligman, dice que la diferencia clave entre los optimistas y los pesimistas no es tener una visión polilántica del mundo.

Por el contrario, se trata de saber que la desgracia es cambiante y de dar los pasos necesarios para recuperar el control. Por otro lado, la ansiedad es vivir la vida con un miedo constante al futuro.

Cómo reflexionar sobre el futuro: Pregúntate: ¿Puedo verme disfrutando de lo mundano y teniendo la capacidad de experimentar alegría y emoción en el futuro? ¿Tengo planes con criterio que incorporan contingencias porque la vida sucede? ¿O en mi futuro predominan las ansiedades reales e imaginarias?

Cómo sanar: Ten planes realistas para tu futuro y trabaja para conseguirlos, de modo que puedas crear una sensación de estabilidad para explorar y prosperar. Si te sientes ansioso, busca el apoyo de un profesional capacitado que pueda ayudarte a dominar tu ansiedad y aprovechar tu cableado neuronal para que te sirva.

Conclusión

A medida que el año avanza hacia lo que esperamos colectivamente que sea mejor, una forma de dominar tu tiempo es planificar tu año por adelantado. Podría empezar simplemente con tu intención para 2021. ¿Qué palabra o palabras lo definen? Dibuja tu año en trimestres y pregúntate qué te gustaría de ellos. A continuación, reduce la información a los distintos meses.

Cada mes exige diferentes recursos, como energía y tiempo. Por ejemplo, diciembre suele ser un mes en el que la gente descansa, duerme más y gasta más debido a las festividades. Planifica los meses en los que necesitarás más descanso antes de los más ajetreados o activos para que no se te echen encima.

Y con la conciencia de cómo asignar tus recursos, tu experiencia del pasado, el presente y el futuro durante estos tiempos será considerablemente más fluida.

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