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5 maneras de detener tu preocupación ahora

Detener tu preocupación: introducción

Preocuparse es un hábito difícil de romper, aunque, como muchos otros malos hábitos, claramente no es bueno para nosotros. La mayor parte de lo que nos preocupa nunca ocurre, y los costes de la preocupación excesiva son considerables: infelicidad, tensión, falta de sueño e irritabilidad, por nombrar algunos.

Entonces, ¿qué nos hace preocuparnos tanto cuando los inconvenientes son tan claros?

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Por qué nos preocupamos

Conscientemente o no, a menudo creemos que preocuparse es lo correcto. Pensamos que preocuparse es lo correcto por que…

En su mayor parte, estas creencias no son verdaderas. Por ejemplo, la resolución de problemas es productiva y dirigida a un objetivo, pero la preocupación es improductiva.

Incluso si reconocemos que la preocupación no tiene sentido, es difícil de detener. No nos gusta vivir con incertidumbre cuando nos enfrentamos a una posibilidad aterradora, como enfermar o perder a alguien que nos importa. Así que intentamos ejercer cierto control sobre la situación, imaginando cada escenario de «qué pasaría si» y cómo podríamos manejarlo. Esta actividad mental nos da la sensación de que estamos haciendo algo, no sólo aceptando lo que venga.

Es más, cada vez que nos preocupamos y las cosas salen bien, reforzamos el hábito de la preocupación. Nuestras mentes llegan a asociar la preocupación con la prevención del daño, como si la preocupación fuera de alguna manera útil. Este refuerzo nos hace más propensos a preocuparnos en el futuro.

¿Cómo puedo preocuparme menos?

Dadas las muchas formas en que la preocupación puede autoperpetuarse, necesitamos múltiples herramientas que nos ayuden a preocuparnos menos. Mis cinco principales incluyen:

Una de las conclusiones más comunes al final de la vida es que nos preocupamos mucho más de lo necesario. Eliminar todas nuestras preocupaciones sería un objetivo poco realista, pero con la práctica, podemos redirigir nuestras mentes de manera que nos sirvan mejor.

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