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4 maneras de construir la autocompasión

Autocompasión: introducción

La vida puede ser muy dolorosa. Algunos días son tan difíciles, que puedes desear no haberte levantado de la cama. Aunque no hay una forma mágica de eliminar toda la incomodidad y el dolor de tu vida, puedes disminuir tu angustia ofreciéndote compasión.

Cuando te acercas a ti mismo con compasión, te muestras bondadoso contigo mismo como lo harías con un amigo o un niño que está luchando. Puedes decirte a ti mismo en un tono afectuoso que sabes que estás pasando por un momento difícil. Al responder a tu dolor de esta manera – en lugar de sólo ser absorbido por él – puedes ayudar a aliviar y manejar tu angustia.

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Una forma de hacerlo es con lo que Kristin Neff, una reconocida investigadora de la autocompasión, llama un descanso de autocompasión. Incluye cuatro elementos importantes:

1. Atender a tu sufrimiento

Es natural tratar de ignorar o negar el dolor. El problema con esto es que el dolor continúa incluso cuando tratamos de alejarnos de él. Para experimentar el poder curativo de la compasión, debes estar dispuesto a enfrentar tu dolor. Por lo tanto, Neff sugiere que comiences tu descanso de autocompasión pensando en una situación que te cause estrés o dolor, abriéndote a la experiencia de la misma.

2. Observa conscientemente que estás sufriendo

Debido a que el dolor emocional a menudo crea un sentido de que siempre ha estado y siempre estará con nosotros, el ejercicio de Neff te dirige a ser consciente de tu dolor existente en este momento. Ella sugiere que te digas a ti mismo algo como: «Este es un momento de sufrimiento«, o, «Esto duele«.

3. Reconocer que el sufrimiento es algo que todas las personas experimentan

La gente a menudo se siente señalada por las dificultades, lo que les lleva a sentirse solos, con defectos, o incluso castigados por ser ellos mismos. Pero cuando te das cuenta y aceptas que todas las personas sufren, no añades este dolor innecesario extra a tu experiencia – y probablemente te sentirás menos solo. Neff sugiere que te digas algo a ti mismo, como: «El sufrimiento es parte de la vida«, «Otras personas se sienten así» o «No estoy solo«.

4. Trae compasión a ti mismo con toque físico y buenos deseos

Esta parte final del descanso de autocompasión implica colocar suavemente las manos sobre el corazón y prestar atención a la calidez de las mismas sobre el pecho. Mientras haces esto, Neff sugiere que encuentres una frase reconfortante que puedas repetirte a ti mismo. Algunas sugerencias son: «Que sea amable conmigo mismo«, «Que me perdone» o «Que sea paciente conmigo mismo«. Otra opción es: «Que aprenda a aceptarme como soy«.

Esta práctica funciona mejor cuando le das toda tu atención. Hazlo lentamente y con la intención de cuidarte a ti mismo. Puedes hacerlo en un momento de dolor emocional o como una práctica regular una o varias veces al día. Cuanto más practiques los descansos de autocompasión, mejor serás en sentir realmente la compasión y el consuelo que te da.

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